“TODO LO QUE NO ME DESTRUYE, ME
FORTALECE”
Friedrich Wilhelm
Nietzsche fue un filósofo, poeta, músico y filólogo alemán,
considerado uno de los pensadores contemporáneos más influyentes del siglo XIX.
Realizó una crítica
exhaustiva de la cultura,
la religión y la filosofía occidental,
mediante la genealogía de los conceptos que las integran, basada en el análisis
de las actitudes morales (positivas y negativas) hacia la vida.1 Este trabajo afectó profundamente a
generaciones posteriores de teólogos, antropólogos, filósofos, sociólogos, psicólogos, poetas, novelistas y dramaturgos.
Meditó sobre las
consecuencias del triunfo del secularismo de la Ilustración,
expresada en su observación «Dios ha muerto», de una manera que determinó la
agenda de muchos de los intelectuales más célebres después de su muerte.
Si bien hay quienes
sostienen que la característica definitoria de Nietzsche no es tanto la
temática que trataba sino el estilo y la sutileza con que lo hacía, fue un
autor que introdujo, como ningún otro, una cosmovisión que ha reorganizado el pensamiento del
siglo XX, en autores tales como Martin
Heidegger, Michel
Foucault, Jacques
Derrida, Gilles
Deleuze, Gianni
Vattimo o Michel Onfray,
entre otros.
Nietzsche recibió
amplio reconocimiento durante la segunda mitad del siglo XX como una figura significativa en la
filosofía moderna. Su influencia fue particularmente notoria en los filósofos existencialistas, críticos, fenomenológicos, postestructuralistasy postmodernos,
y en la sociología de Max Weber.
Es considerado uno de los tres «Maestros de la sospecha» (según la
conocida expresión de Paul Ricoeur),
junto a Karl Marx y Sigmund Freud.
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